La causa que venimos defendiendo las socialistas como vanguardia para erradicar la brecha salarial entre hombres y mujeres ha contado en los últimos días con un aliado de peso: el
La Ley lleva el nombre de Lilly Ledbetter, una mujer que ha luchado durante años por sus derechos como mujer y como trabajadora. Ella es, para muchas mujeres de su país, símbolo de la ampliación de derechos civiles en Norteamérica. Su caso es sangrante. Tras 20 años trabajando como supervisora de neumáticos en la Goodyear, se dio cuenta, a punto de jubilarse, que a lo largo de su vida profesional en la empresa había venido cobrando un salario inferior del 20 al 40 por ciento al de sus colegas hombres.
La ley que ha promulgado Obama promueve la equidad salarial y es una herramienta importante de cara a denunciar las situaciones de discriminación salarial por razón de género en EE.UU.
En el acto de aprobación de esta ley, Obama manifestaba sin cortapisas que frente a cada dólar que gana un hombre en EE.UU hay una mujer con las mismas competencias que gana 78 centavos. Situación que empeora en el caso de mujeres negras, o las pertenecientes a otra etnia o cultura o que sufran sin más, algún tipo de discapacidad.
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